MUDARSE VS RENOVAR CONTRATO

MUDARSE VS RENOVAR CONTRATO

 

Ser inquilino no es cosa fácil. Pero, ¿qué es cosa fácil hoy en día? Si bien durante el tiempo que dure el contrato el inquilino está tranquilo y disfruta de su hogar; sabe que esa tranquilidad en algún momento termina y aparece la primera de las “Preguntas Existenciales” que hablamos anteriormente, llega el momento de la renovación, y el tema es “¿Dónde voy a vivir?”

 

¿Quedarse donde estamos o cruzar las grandes aguas?

Son dos alternativas, y las dos partes las conocen: quedarse o buscar nuevos rumbos. Uno de estos dos escenarios representa preocupación para el inquilino, y el otro una suerte de “punto de descanso” para luego seguir como desde hace unos años. Vamos a detenernos en algunos puntos si la alternativa es la de buscar nuevos rumbos, para que todo sea más fácil.

 

Tip de final de contrato: recordá que ahora, con la nueva ley de inquilinos, el  acuerdo que deben hacer ambas partes se debe cerrar con anticipación de tres meses, de esta forma si te mudás podés organizar todo con más tiempo.

 

Seguir en el barrio

Como se comentó unas líneas hacia arriba, el inquilino ya “es del barrio”: reconociendo vecinos ruidosos, teniendo chistes internos con el del almacén, o llevándose tal vez alguna verdura fiada para la próxima vez que salga de su casa. Y todo eso debe cambiar, se debe readaptar a otro punto en el mapa. Así es que, el inquilino empezará un proceso de selección y filtros, donde aquellas preguntas existenciales aparecen, donde tiene que hacer muchas cuentas y después barajar y dar de nuevo.

 

Tip de nuevos rumbos: para buscar un nuevo departamento primero pensá cuáles fueron los motivos que te llevaron a mudarte. Si fue una cuestión económica, hacé el foco en eso y buscá alternativas más accesibles, pero si fue una cuestión de ubicación o de espacio, esos deberían ser los puntos de partida. 



Cambiar para avanzar

El mudarse no siempre va a ser una imposición, a veces puede ser una elección y eso es bueno para tener en cuenta. Cuando nos mudamos, podemos encontrar lugares más soleados, con mayor circulación de transporte público o alguna zona comercial. El poder de adaptación del inquilino tiene que ser tomado como ventaja siempre.

El hecho de mudarse se tiene que vivir, dentro del estrés lógico que trae cualquier cambio, como una oportunidad de mejora, como el buscar nuevos espacios, como el conocer nuevos barrios, el adaptarse a horarios y rutinas diferentes, el poder desechar cosas viejas de abajo de la cama en el medio de la mudanza. Y es por eso que tiene que ver el vaso medio lleno y esa oportunidad de la que hablábamos, porque de no existir los cambios, seguiríamos siempre como venimos, y si seguimos iguales, no avanzamos.

 

Tip de pre-mudanza: antes de guardar todas tus cosas en cajas o bolsas, fijate de hacer un filtro previo, para poder desechar lo que no usás o no sirve y llevar a tu nuevo hogar todo ordenado.

 

Por eso, y tal vez a modo de conclusión, pienso en ese inquilino, que está en pareja, o talvez no, que tiene un hijo, o tal vez dos, no lo sabemos. Pero pienso en él, en ella y digo: aprovechen este cambio, que sea una oportunidad, para que cuando pasen por la calle y vean su casa anterior piensen, tal vez le muestren a otro: “Mirá, ahí vivía yo. Era hermoso y estuvo bueno, pero ya pasó”.